martes, 2 de diciembre de 2008

Los medios de comunicación inmersos en el fenómenos de la Globalización




La Globalización no es un fenómeno nuevo ni con una base social, como sabemos sus fundamentos son económicos y estos han ido cambiando a través de la historia por la interacción social que existe, desde un plano político o normativo, hasta lo ecológico que nos unifica como especie. La globalización, en tanto proceso histórico, no puede ser caracterizada mediante una lógica evolucionista ni una finalidad emergente.

A lo largo de estos años la palabra ha sido utilizada cada vez más para referirse a un proceso a través del cual la población mundial entera está unida en un sistema único o la estructuración del mundo como una totalidad.

Esta concepción de un área de comunicaciones globales parece especialmente pertinente cuando se toman en consideración cambios en otras esferas de las sociedades humanas. Los años 90, con la caída del Muro de Berlín y el crecimiento explosivo de la World Wide Web como preludios, han sido marcados por el colapso de las fronteras físicas, virtuales e institucionales que había separado a los pueblos durante muchas décadas. Se construye una nueva concepción donde la globalización es vista como la ampliación, la profundización y la aceleración de interconexiones universales en todos los aspectos de la vida social contemporánea.

La industria de la comunicación globalizada se refiere primordialmente a la extensión de la cobertura, y así la popularidad de la televisión por satélite y las redes de computación sirven como evidencia de dicho fenómeno. Nunca antes en el curso de la historia había sido posible sintonizar el mismo canal de televisión en más de 150 países, y tampoco había habido un medio de comunicación que lograra atraer a centenas de millones de usuarios, que un producto esté presente en todos lados no garantiza que logre el mismo nivel de popularidad, ni tampoco adquiera la misma importancia, significación o respuesta.


Los medios de comunicación inmersos en
el fenómenos de la Globalización.


Los medios de comunicación pueden ser considerados como industrias que comercializan y estandarizan la producción de la cultura. Los productos culturales, más que cualquier otro, reflejan los valores culturales de sus productores y la realidad social en la cual fueron producidos. De esta manera, ver un programa de televisión o escuchar la radio no pueden ser considerados como un mero acto de consumo; estos actos implican un proceso más bien complejo de decodificación de significados culturales, la obtención de productos culturales difiere de la obtención de los bienes de consumo típicos debido a que consideraciones tales como la calidad del producto pueden ser poco significativas en la decisión de mirar o no mirar un programa televisivo.

La protección de los medios sigue siendo un tema duradero en los discursos políticos, especialmente en los países que están experimentando un flujo cultural asimétrico. Los productos culturales tienen una carga de valores e ideológica y los gobiernos están en su derecho al adoptar las políticas comunicativas que les convienen.

Resulta difícil determinar si la comunicación ha ayudado a ofrecer un lugar, tal como lo sugiere puesto que de hecho las culturas se encuentran y se enfrentan, o si más bien ha fortalecido el contexto cultural en el cual los individuos encuentran el al cual se sienten atados. Quizás un análisis más cercano mostrará que, aquí también, la comunicación sirve como espada.

Por consecuencia, los factores globales económicos y políticos y las tecnologías de la comunicación sirven para comprimir, mas no para eliminar, el tiempo y el espacio; y el sentido del lugar, que es algo que está asociado con la esencia de una cultura local, se ha convertido en un determinante muy importante para la restructuración de la industria mundial de la comunicación. Sugerir que la globalización de los medios no es más que parte de un proceso de dominación occidental o estadunidense, o, en última instancia, de la occidentalización, o americanización de las culturas.

En este proceso lo nuevo son las tecnologías, la informática, la cibernética, las formas de explotación y la fuerza del impacto con sus consecuencias entre la gente, no el sistema. El sistema sólo ha crecido a costa del hombre y de la naturaleza, aumentado su dominación y auto estimulado sus aspiraciones a considerarse sin alternativa.

Habría que decir, recuperando la dialéctica, que estamos frente a una exclusión-inclusión. A masas enteras, a regiones, a naciones completas se les incluye en el modelo como reservorios naturales y humanos de los ejes nortecéntricos de poder.

La globalización postula de nuevo un modelo centralista y ejerce su influencia totalitaria en la política internacional, en las normas jurídicas, en la comunicación, con una ética selectiva y excluyente que espera que observemos con resignación como escogen de nuestra región tal o cual recurso natural, tal o cual rama, tal o cual cerebro, y lo articulan en el lugar exacto de sus necesidades, cuando no nos exportan una tecnología contaminante.

En este orden, hemos comprendido que la lucha por la preservación de nuestros valores culturales, de nuestros legítimos derechos materiales y espirituales está ligada indisolublemente, en lo inmediato, a la lucha por un orden económico justo, por un orden informativo justo, por el reconocimiento de nuestros legítimos derechos, de nuestra soberanía, de nuestra independencia, a la lucha por nuestra integración, por una mayor colaboración entre nuestros pueblos, por la defensa común de nuestros intereses, por nuestra integración económica y política.

No podemos, entonces, pensar en recetas únicas, tampoco en programas acabados, por lo que el análisis concreto de la situación concreta, la creatividad y la imaginación, resultan indispensables. Hay, sin embargo, algunos elementos comunes sobre los cuales vale la pena pensar:

-La ideología de la globalización divide y confunde. A nosotros nos toca unir y esclarecer. Unir significa encontrar primero un lenguaje común sin excluir a nadie a priori.

-La globalización hace que la lucha por lo cotidiano consuma cada vez más tiempo, la gente tiene que ocuparse de sobrevivir, ninguna reflexión o mensaje que separemos de esa realidad cotidiana tendría la necesaria acogida entre la gente.

-La ideología de la globalización niega la soberanía y la identidad cultural. Nosotros debemos defenderlas y reafirmarlas.

-La globalización de los medios de comunicación es excluyente. Debemos propiciar, desarrollar y fortalecer las vías alternativas y protegerlas para que no las ocupe la ideología de la globalización. Entre las formas de comunicación más eficientes están la educación popular, las radios alternativas en FM y, siempre, el diálogo directo.

-La globalización privatiza la enseñanza. El asalto masivo a ese importantísimo espacio de comunicación que son las escuelas, por el capital, es la forma que adopta hoy la lucha de clases en el terreno de la educación, al pasar el enfrentamiento contra los intereses de una clase, al enfrentamiento contra los intereses de naciones completas, en la perspectiva de anular sus identidades culturales. Nos corresponde luchar contra la privatización de la enseñanza, luchar por el derecho de todos a la educación y a una educación acorde con nuestros intereses, cultura y tradiciones.

-La ideología de la globalización quiere borrar la memoria histórica de nuestros pueblos, nosotros debemos preservarla, comunicarla a las nuevas generaciones.

-La ideología de la globalización busca imponer y por ello comunica constantemente la ética del mercado, vale decir la antiética del mercado. Nosotros debemos trabajar por la ética de la justicia social, la solidaridad y el humanismo.

CONCLUSIÓN

Las teorías de la globalización han sido retadas, criticadas y modificadas, pero pocos negarán que ofrezcan un suelo fértil para la investigación. En otra parte, nosotros hemos adoptado un enfoque convergente e integrado en el estudio de las relaciones complejas e intricadas entre la globalización, el consumo y la identidad. Tal enfoque debería permitir que los problemas converjan en cruceros claves o puntos nodales. De esta manera los investigadores se deshacen de la molestia de tener que estudiar procesos lineales en su totalidad, por ejemplo, la producción y el consumo de productos globales; al contrario, ahora pueden enfocarse hacia los puntos nodales en donde estos procesos se cruzan.

Varios de estos puntos nodales han sido identificados, como son: la producción, la regulación, la representación, el consumo, la acción y los puntos locales de entrada al flujo de comunicación. El enfoque de los puntos nodales pone a la luz del día la riqueza de la globalización como campo de investigación, pero también es importante notar que todas estas dimensiones descansan sobre ciertos principios y ejes. Efectivamente, apuntan hacia características importantes de las industrias culturales mundiales y convergen en varios puntos.

En esta área pretendida de comunicación global, la cultura sigue siendo un factor importante, ya sea al facilitar la transnacionalización de industrias culturales nacionales o locales, ya sea al impedir un crecimiento mayor de los medios globales. Aunque los medios globales sean los más grandes en términos de cobertura, su tamaño se reduce significativamente si se miden en términos de número de espectadores. En muchas regiones del mundo la evolución más importante en la industria de la comunicación no ha sido la dominación cada vez mayor de los medios globales, sino la emergencia de mercados locales culturales-lingüísticos de medios (sobre todo la televisión). Como la influencia de la televisión transnacional tiene tendencia a basarse en un nivel cultural bastante superficial, ninguna cultura global o ninguna identidad global –por lo menos no en el sentido más completo de la palabra- han sido promovidas.

El peligro consiste en tratar la cultura y la lengua como otro conjunto de factores poderosos y determinantes en los estudios sobre la comunicación, minando de esta manera la importancia de otros factores. De hecho, ningún factor único, ni tampoco ningún grupo de factores, puede explicar completamente lo que ha pasado o lo que va a pasar. La globalización es quizás inadecuada para describir el proceso actual de cambio, pero la localización y la regionalización tampoco bastarían. Como la co-producción sigue borrando las distinciones entre lo global y lo local, es importante notar que ambas se oponen dialécticamente como conceptos, aunque no necesariamente en la realidad.

FUENTES:
García Canclini, Néstor. “La Globalización Imaginada”, Editorial Paidós, Buenos Aires - Argentina, 1999.

Stiglitz, Joseph. “Cómo Hacer que Funcione la Globalización”, Editorial Taurus, Madrid – España, 2006.


1 comentario:

AS2 dijo...

Si bien la globalización es un fenómeno un tanto complejo que repercute en muchos ámbitos de la vida social, el enfoque hacia la comunicación en tu texto está bien armado y sustentado, incluso este texto puede funcionar como base para desarrollar un proyecto más grande y elaborado, además el hecho de ser una publicación que está disponible para todo cibernauta lo convierte en un texto útil que puede ser explotado por mas usuarios.