La noción de red para explicar la configuración de las sociedades actuales es un tanto superficiales, pero a menudo tan sólo se trata de una banalización de la cuestión. No es a través de esta metáfora o de otras más o menos fascinantes como construiremos unas ciencias sociales y de la comunicación a la altura de los tiempos; no es tan sólo estudiando las redes telemáticas como podremos realizar predicciones aceptables sobre el futuro económico y político; tampoco deslumbrándonos con los cambios espectaculares que se producen debido a las aplicaciones de las continuamente nuevas tecnologías podremos llegar a alcanzar conocimientos sólidos.
Los medios se ven obligados a distinguir entre la referencia a ellos mismos y la referencia al resto de cosas. No pueden construir plenamente la realidad desde su interior, deben acudir necesariamente al entorno, si bien después lo edificarán según sus propias normas, las cuales necesariamente son distintas de las de la realidad tratada. Si no fuera así, no existiría diferencia alguna entre sistema y ambiente.Con ello no se alude a la cuestión tan tratada de la manipulación de la realidad, dado que tal cosa implicaría la existencia de una realidad ontológicamente dada, posición ajena a la teoría sistémica.
Los medios de comunicación organizan sus referencias exteriores a través de los temas. El ambiente siempre produce un exceso de comunicaciones que los medios deben reducir para atender a la referencia interna del sistema. Los temas consiguen coordinar la heterorreferencia y la autorreferencia, ya que permiten distinguir las comunicaciones que deben seleccionarse y las que no, así como medir su duración en el tiempo. Es necesario tener en cuenta que la reducción de la complejidad siempre consiste en una operación fundamental para cualquier sistema, dado que el entorno siempre es más complejo que el propio sistema.
La comunicación debe entenderse como un sistema que usa un código que cuenta solamente con dos alternativas, el valor negativo y el positivo, pero que deja al margen las consecuencias políticas que pueda tener para los individuos o la sociedad sin depender de cuestiones de tipo psicológico o antropológico; o también en la economía, que es un sistema que se puede entender como un juego de relaciones. Niklas Luhmann busca cuáles son las consecuencias objetivables que se derivan de las acciones humanas o de los programas.
La sociedad se contempla como el conjunto de todas las comunicaciones posibles. Los hombres son el entorno de la sociedad. Por lo tanto, la sociedad es un sistema autorreferente que no ve los demás sistemas a no ser desde su propia perspectiva. Precisamente, los medios de comunicación, que son los procedimientos técnicos que aseguran la máxima información, permiten ir más allá de las comunicaciones directas, con lo que amplían constantemente el sistema social. Debido a la autorreferencia propia de todos los sistemas, los medios convierten las cuestiones políticas, sanitarias o de cualquier otra naturaleza en comunicaciones realizadas según la clausura interna del sistema. Los medios de comunicación convencionales pueden llegar a limitar nuestros sistemas sociales es por eso que debemos abandonar la idea funcionalista de que la prensa, la radio o la televisión son instrumentos que sirven para mejorar la cohesión social o para realizar el conjunto de funciones que se les atribuye. Podríamos decir que el sistema comunicativo, como todos los demás sistemas, actúa para alcanzar sus propias finalidades. Por lo tanto, la información forma parte del sistema, que se mueve en un ambiente social.
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